Visualicemos por un instante ese momento del día en el cual, liberados ya de toda obligación, nos disponemos a sentarnos en nuestro sofá favorito y con nuestro libro de cabecera a mano para dar rienda suelta a una larga tarde acompañados por uno de nuestros puros favoritos.

Antes de sumergirnos completamente en sus sabores y aromas, debemos proceder a lo más importante: encender el puro. Existen varios métodos que crean diferencias sutiles o más pronunciadas en la cata que estamos a punto de experimentar; de dónde procede la llama que vamos a emplear, el tipo de corte que realizamos en la perilla o incluso, si queremos acompañarlo con una bebida que realce su sabor.

Preferencias aparte, existe un elemento físico provocado por la temperatura de la llama cuando entra en contacto con el puro. El calor no se distribuye homogéneamente entre el pie y la cabeza del cigarro, y se crea un vacío que es donde se acumulan las impurezas que provienen del fuego de la llama. Por este motivo, si cortamos la perilla antes del encendido, una porción de humo acabará en la parte central del cañón, influyendo negativa y significativamente en su sabor, en especial durante el primer tercio de la fumada.

En cambio, si encendemos el cigarro sin haberlo cortado con anterioridad y soplamos en su pie antes de empezar a inhalar, se expulsarán las impurezas que aparecen con el calor de la llama, evitaremos adulterar su sabor y, por tanto, disfrutaremos mejor de las primeras bocanadas. Aunque el humo recorre la longitud del puro mientras fumamos, este problema aparece al encenderlo, como consecuencia del calor extremo al que sometemos al puro que se encuentra a temperatura ambiente o a aquella que marca el humidor. Existe un efecto similar que se produce al consumir el cigarro demasiado rápido, ya que se sobrecalienta y crea un sabor amargo que no resulta agradable al paladar.

Es importante tener estos consejos en cuenta, pero como nos gusta decir siempre en KOLUMBUS, lo importante es respetar las características del puro para poder disfrutarlo en plenitud, aún más si cabe, de los aromas y esencias que harán de esta experiencia algo inolvidable.