Breña, Connecticut, Habana, Santo Domingo, Brasil, Nicaragua o Indonesia son nombres de ciudades y países pero también de diferentes clases de tabaco. Cada uno de estos lugares ofrece climatologías y métodos de cultivo singulares que influyen en la personalidad del tabaco que crece por aquellos lares, aunque tienen en común el riguroso control de calidad a las que se someten semillas y plantas. Sin ir más lejos, las plantas que KOLUMBUS emplea en la tripa de sus vitolas crecen en la región de Breña Alta, situada en el extremo oriental de la isla de La Palma.

Las semillas se plantan en octubre en orografías llanas o casi llanas. Tras una serie de procesos como es el trasplante de las incipientes plantas a las zonas donde finalmente serán cultivadas, la cosecha estará lista para ser recogida en febrero cuando las hojas se encuentran en su pico de maduración.

El siguiente paso es el de seleccionar y almacenar las hojas en capas. La selección es fundamental pues cada una de las hojas empleadas en la posterior elaboración de los puros se destina bien al capote, a la capa o la tripa según sus características físicas. Estas son las tres partes principales que componen un puro y es la combinación de las mismas la que creará el aroma y sabor que definirá su carácter.

kolumbus-plantaPor su posición en la planta, cada hoja cuenta con una calidad particular y un mayor o menor volumen de nicotina. Las que se encuentran en la parte inferior se caracterizan por tener una mayor dureza; las que se sitúan en el centro se emplean para componer puros de calidad, pues compaginan las dosis perfectas de tamaño, fuerza y sabor; mientras que aquellas localizadas en la parte superior se usan en tabacos más fuertes debido a su gran tamaño.

Tras realizar esta selección hay que prepararlas para el secado. Las hojas se cosen con grandes agujas en pares que posteriormente se cuelgan empleando los cujes. El pedúnculo de la hoja debe mantenerse intacto, por lo que se sujeta entre dos voluminosas barras que se colocan sobre vigas horizontales donde descansan hasta que se secan completamente. Los cujes deben ser de alta calidad para alcanzar un nivel de secado perfecto.

Aproximadamente dos meses después, el tabaco estará listo para que tengan lugar las dos siguientes fases previas a la elaboración del puro: la fermentación y el añejamiento.