La paciencia es una virtud que sabe premiar a aquellos que saben esperar. En el mundo de los puros, los procesos que mejor ejemplifican esta perseverancia y que cuentan con el tiempo como mejor aliado son la fermentación y el añejamiento.

La primera de estas etapas es la fermentación de las hojas de tabaco. Una vez se recogen y seleccionan las más adecuadas para cada una de las partes de las que se compone el cigarro, procedemos a amontonarlas en grupos de 40 ó 50. Deben ser de la misma clase y características para conseguir un idéntico grado de suavidad y humedad. Esta homogeneidad es esencial, pues permite que posteriormente puedan enrollarse sin romperse. La etapa de calefacción y humidificación que deshidrata las hojas logra asimismo suavizar las propiedades de su combustión.

Estos montones, conocidos como gavillas, empiezan entonces a fermentar en la sala de fermentación, expulsando la clorofila y la savia de las hojas hasta alcanzar la textura y consistencia necesarias. Para ello, es fundamental controlar la temperatura ambiente, ya que durante este proceso incrementa de manera natural. También es muy importante vigilar que el grado de humedad se sitúe entre los 65 y 70 grados para obtener los resultados deseados. Y para que todas las hojas alcancen el mismo grado de uniformidad, debemos voltearlas de vez en cuando para asegurarnos que se colocan en el centro de la gavilla donde este proceso es más efectivo.

La etapa de fermentación es en parte responsable de los matices, aromas y sabores que distinguen al puro, además de eliminar impurezas presentes en las hojas como son el exceso de resina, nitrógeno y nicotina. Una vez concluye este proceso, las hojas deshidratadas se prensan y embalan para prepararlas para el añejamiento que tiene lugar en cámaras especialmente diseñadas para ello. Esta fase puede prolongarse varios años durante los cuales el tabaco gana en sabor, cuerpo y complejidad.

En el caso de KOLUMBUS, el añejamiento de las hojas seleccionadas tiene lugar en cámaras de cedro español, una madera que además de influir positivamente en el resultado final contribuye favorablemente en la posterior conservación del puro.