El deleite de fumar puros es un placer que se disfruta con los cinco sentidos. Cada uno de ellos se complementa a la perfección para apreciar los matices de su historia; su tierra de origen, los cuidados que han recibido sus hojas y el arte de su confección y conservación.

La vista es el sentido más inmediato, el que le dice al cerebro y al corazón si algo nos resulta atractivo. Es el que nos guía en el proceso de selección. Las dimensiones, el aspecto de la hoja que forma la capa o su color forman parte de la carta de presentación del puro. Los ojos detectan pistas sobre el tipo de puro que estaremos a punto de catar, pero también pueden revelar sutilezas que provoquen agradables sorpresas una vez lo hayamos encendido. El color y el brillo en la capa son aspectos que, aunque no dictaminen su calidad final, sí descubren factores como el tiempo de fermentación y su posible concentración de sabor.

Una vez hemos realizado nuestra elección, el tacto nos indica en qué condiciones se encuentra el puro. Al sujetar el cigarro entre los dedos, las yemas empezarán a apreciar la superficie de la capa: si es rugosa, suave, seca, grasienta o uniforme.

Antes de proceder a su encendido, es buena idea acercar el puro a nuestro oído y presionarlo con suavidad. Así descubriremos su firmeza y grado de humedad. Si cruje, puede indicar sequedad y un mal estado de conservación.

Seguidamente, llega el turno del olfato, primero en frío y después en caliente. Es antes de encenderlo cuando puede apreciarse el olor a tabaco de la capa y de la tripa por separado. Es importante que el puro desprenda aroma, sea suave o intenso. Notas a hierbas aromáticas y especias agregan personalidad, como el KOLUMBUS K-Negro Pirámide.

Después del encendido, y con el calor bien distribuido, es cuando entran en escena la sinfonía de aromas. Dulces, amargos, especiados, florales… las combinaciones son tantas como los recuerdos que nos evocan.

El cenit se alcanza con la cata, una vez el resto de sentidos nos han facilitado una serie de pistas que el gusto acabará de confirmar. Es importante tomarse su tiempo para apreciar las diferentes notas de la liga y todos sus matices, que se irán intensificando con el calor.

Como un buen viaje, el trayecto tendrá sus dosis de armonía, aventura y placer. Lo importante es apreciar cada etapa y dejarnos llevar por los sentidos.